Una de las mayores sorpresas que me encontré a la vuelta de mi largo exilio fue la enorme complacencia (que existía en los mayores círculos políticos y académicos del país, así como en los fórums mediáticos que gozaban de mayor difusión) sobre la transición ocurrida en España de la dictadura a la democracia, proceso unánimemente definido en aquellos círculos y fórums como modélico. Tal complacencia se extendía también en la evaluación, por parte de tales establishments, del sistema democrático que la transición había producido (que se presentaba como homologable a cualquier otra democracia de la Unión Europea) y del Estado del Bienestar. Lo que mejor reflejaba este sentimiento era el eslogan promovido por el gobierno Aznar de que ”España va bien”, al cual la coalición conservadora-liberal presidida por Jordi Pujol en Catalunya añadía “y Catalunya va mejor”.
Artigo de Vicenç Navarro
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